Digo mar,
y no es cualquiera,
sino éste
que cada noche me visita
en toda su extensión,
inmensamente recortado
por el marco de mi ventana.
Suena,
arrastra trozos de vida,
de muerte,
como cualquier otro.
Pero sabe,
brilla,
salpica diferente.
Será mar
con todos los mares,
y también río.
Me digo,
y no soy cualquiera,
sino éste
que cada noche me visita.