Qué hacer con este cuerpo
sin límites,
bordes,
contornos.
Con esta piel
flácida y permisiva,
infiltrada de herrumbre,
despojada de drenaje.
Con estos brazos,
que necesitan de otros
para elevarse en plegaria.
Y estas piernas
que se hunden
cada vez más hondo
en tierra inhóspita.
Dónde termina,
en qué sentido extenderlo,
si es suspiro,
gesto,
arquetipo
de una tradición inacabada.