Resurrección III

Callo mi voz,
callo mi silencio
que te dice
a la distancia,
que te dice
como la noche,
como la herida,
que dice
que la noche
se deshizo en cenizas
de tan negra que era,
de tan grave,
y palabras amarillentas
vuelan desahuciadas
sin sentido
ante el sentido
disipado
el peso del rocío
bajo un sol azafranado
que se multiplica
en fracciones periódicas
y nos tiñe,
indeleble,
con el color de la brisa,
perfumada de nardo
golondrina mañana
sin retorno.