Resurrección III

Hablo de la indolente hora,
del cuerpo disecado,
de las lágrimas
que destiñen tanta negrura
y el hilo de mis ansias,
incansablemente agónicas,
teje la silueta de tu voz
con el canto de una alondra.
Hablo
para disimular mi oquedad,
corazón y piel resuenan,
todo se repite
nadie llega.