Presentación de "Mutismo de la roca"

El día 7 de Julio de 2011 se presentó el libro Mutismo de la roca en el CeDIP, Centro Cultural Recoleta. Con la locución de Silvia Lopez Hassell, la presentación fue realizada por el escritor, periodista y abogado Miguel Canale, quien trajo las palabras de Fernando Sanchez Sorondo. En la voz de la actriz Fernanda Pèrez Bodria pudieron oírse poemas del libro, y el "Rain dogs quartet" dio el marco musical al encuentro.

Linda sinfonía, no? con múltiples voces. El encuentro con tantos queridos amigos, por este Mutismo de la roca que sale a la luz, por las palabras de Fernando que Miguel Canale nos trajo con su voz, los versos que Fernanda nos trajo la suya, la música con Gabriel y los Rain Dogs quartet.
Hace unos días, pensando en este momento, me vino a la memoria un recuerdo de la infancia. En una fiesta familiar, mi hermano, que por ese entonces tendría 5 o 6 años, estaba jugando con un adorno muy preciado pero al mismo tiempo con alto riesgo de que se rompiera en sus manos. No le gustó nada que se lo sacara y arrancó un gran berrinche. Por suerte los grandes tenemos formas sencillas de resolver ese tipo de conflictos, y mágicamente ante la frase “no te preocupes, vení que te doy otra cosa”, el llanto cesó y el se dispuso abierto y deseoso de esa “otra cosa” que estaba por llegar. Y con esa promesa empezaron a ofrecerle lápices, muñecos, distintos objetos que estarían más seguros en sus manos. Pero el esperaba “otra cosa”, y nada de eso era esa “otra cosa”. Eran lápices, muñecos u otros objetos. Pero el esperaba otra cosa.
Y creo que este libro es la historia de otra cosa. Cuando comencé a participar del taller con Fernando y el excepcional grupo de poetas y escritores que conocí, me acerque llevando algún material y la idea de avanzar en prosa. La poesía no era algo que me hubiera planteado. Y el grupo, y las palabras, los encuentros, los sentires, fueron torciendo el camino y termino plasmándose en el primer libro de poesía. Otra cosa -de prosa a poesía–, que fue tomando forma con otros.
Y también el título fue tornando en otra cosa. Arrancó por sobre palabras caminos y combates.
Y fue así como fue saliendo este libro. Un camino, de jugar, de entretenerse con la palabra, pero que no estuvo exento de combates, de luchas, de podas. Y creo que ese es el camino de la palabra poética, en el sentido amplio. Un ir dejando de lado las que están de más, y quedándose con las más relevantes, las que dan a escuchar no por ellas sino por lo que no dicen del todo, las que llevan a otras, no dichas: "hurgar en el silencio / de alguna palabra, / esa que nadie reclama"...
Este camino fue un experimentar, un transitar, más que por lo dicho, por lo no dicho, por lo faltante, por lo otro.
Fue un descubrir que hay otras formas de ver, de decir, de sentir.
Hace unos meses me tocó conocer Haití y recordé estando allí el poema que abre el libro y que Miguel leyó al comienzo. Al llegar al hall del aeropuerto mientras avanzaba por la manga se oía una banda de músicos que nos daba la bienvenida con una música alegre. Y traspasando la puerta del aeropuerto esperaba la imagen de escombros, casas rajadas o derrumbadas, el cólera que aun anda dando vueltas, campamentos, etc. Sin embargo la recepción fue con música, los ómnibus pintados de colores, con frases agradeciendo a Dios y música fuerte, un pueblo que unos días después elegiría como presidente a un cantante. La ciudad seguía su ritmo, los chicos iban del colegio a los campamentos. Entonces, cuál es la realidad, la que veía yo de entrada, o la que veían ellos, apostando por seguir luchando? Cómo darle otro destino, otro color, cómo transitar en esos espacios o situaciones si no es dando un sentido poético, poniendo colores, o música. Apostando por seguir, como el poema: Brindando Por una nueva batalla, por otro camino.
Y tal vez existan muchos más poetas de la vida, aun cuando no hayan publicado nada.
¿Cómo transitar el limite, el dolor, si no es con poesía, con música, con palabra?, es decir, cómo darle otro destino al humano padecer, ¿cómo transformar el mundo si falta la palabra, la música, la poesía, el sentir?
Vivimos acelerados, en cambio constante, con incertidumbre, ambivalencia, de falta de seguridades, terremotos, cenizas, “realidades”, o realities? Pero por suerte sigue habiendo espacio para la metáfora, para la imagen, para la palabra. Hablamos de la realidad y su dureza como aquello que se nos presenta, que esta allí afuera y que en definitiva es aquello que cuesta aceptar. Tal vez sea más fácil aceptarla y abrazarla, y aun cambiarla si la vemos con otros ojos, si la vestimos y disfrazamos como un carnaval callejero, y si agregamos algo de magia, de misterio, de poética.
Se puede perecer, caer ante el peso. Se puede luchar y también se puede oír.
Y de allí fue que vino a ser otro el titulo desde otro. Este otro titulo fue el que hoy lleva el libro, trabajado con Pablo Anadon, el responsable de la edición del libro, y que ha hecho un trabajo impecable, tomándolo de uno de los versos que dice oyendo el mutismo de la roca. Aun la realidad más dura, aun el ser más duro, tiene una palabra para dar, esa palabra no dicha, que la poesía viene a rescatar.
Y en este camino han acompañado muchos otros. Han estado mis hijos, mi familia, amigos, poetas. Ha habido encuentros y momentos mágicos, de arroyos en el Tigre, de sierras, de playas, carnavales mágicos con anteojos de fantasía, diccionarios inventados, de nuevos sentires descubiertos, de sentir mas que de pensar, nutriendo estas palabras.
También gracias a quienes hoy han acompañado en este momento. A ustedes, a Fernando, Miguel, Gabriel y su cuarteto, Fernanda, Silvia. Al Centro Cultural Recoleta y al CEDIP, a Pablo Anadon y Ediciones del Copista.
El mutismo de la roca es el aprendizaje de la palabra no dicha, de alguien que no es uno. Un camino en que el pensar fuer tornándose otra cosa, tornándose sentir y vibrar.
Expresión de lo otro: lo que esta fuera de lo cotidiano, de lo que creemos concreto, real, palpable, lo que pesa, lo comprobable experimentalmente. De eso que no se puede definir en forma positiva porque justamente es lo que no es, lo que no se puede decir ni nombrar, lo otro, que surge del encuentro con el otro, y ante lo cual, por suerte, nos queda el sentir o el soñar.
Tal vez la palabra poética sirva para acompañarnos en ese camino, no sin combates, en que aun la roca pierda su mutismo y tenga algo que decir, porque ciertamente podemos esperar esa “otra cosa”.
Tal vez alguna palabra nos ayude a “Condensar eternidades en un breve instante”, como cierra el libro.
Muchas gracias.